Con el diálogo en silencio, se sorprenderá de lo posible que es la comunicación sin palabras, y de lo viva que puede llegar a ser.
Con auriculares insonorizados, se sumergirá en un mundo sin ruido, pero lleno de expresión. Su guía sordo le mostrará la fuerza de las expresiones faciales, los gestos y el lenguaje de signos. No sólo se asombrará, sino que también se reirá, probará cosas y participará. Sin palabras, pero con total compromiso.