Entradas y visitas guiadas a «La última cena de Leonardo Da Vinci»

La supervivencia de la obra maestra de Leonardo es casi tan impresionante como su contemplación. Ya había sido restaurada en 1726 mediante una aplicación poco acertada de disolventes cáusticos y barniz. En 1770, Giuseppe Mazza volvió a pintar gran parte del original con óleo. En 1853, Stefano Barezzi intentó separar la pintura de la pared, pero fracasó y en su lugar pegó los fragmentos de pintura a la base.

Fue en 1903 cuando se descubrió que el cuadro se había pintado con témpera, no al óleo, de manera que la superficie se limpió como correspondía. Una bomba estuvo a punto de destruir el refectorio en 1943, sin embargo, se eliminó el moho de la obra y volvió a salir a la luz en 1947.

La restauración moderna reveló que las capas de pintura posteriores se estaban comiendo la pintura original y provocando que se desconchase. La decisión que se tomó entonces fue la de quitar toda la pintura que había sido añadida al mural después de que se completase en 1498, una tarea extremadamente lenta y microscópica en la que se utilizó la tecnología más avanzada. En la actualidad, la pintura se conserva gracias a un sistema de filtración del aire, un entorno controlado y a la tecnología de filtrado de polvo. Las visitas están limitadas a un grupo de 25 personas cada 15 minutos.

Horarios

• De 08:15 a 18:45, de martes a domingo
• CERRADO los lunes y los festivos del 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre

Sobre La última cena

El duque Ludovico Sforza de Milán estuvo detrás de la creación de la obra maestra de Leonardo, La última cena. El duque adoptó Santa Maria delle Grazie como iglesia de la corte y quiso decorarla de manera que reflejase su riqueza y poder. Esto significaba una gran pintura de un gran artista.

Leonardo empezó a trabajar en 1495 en la pared norte del refectorio y terminó la obra tres años más tarde. La imagen completa medía 4,5 x 8,8 metros. Al contrario de lo que se piensa, no se trataba de un fresco, el cual requiere un trabajo rápido y definitivo antes de que el enlucido se seque. Leonardo prefería tomarse su tiempo y cambiar de idea, por lo que diseñó una nueva técnica de aplicación usando la témpera (una pintura a base de huevo).

Por desgracia, este gran genio cometió un error en esta ocasión. La base de su pintura incluía masilla y resina, que no mantienen el pigmento tan bien ni de forma permanente como él esperaba. Las consideraciones estéticas, en cambio, fueron sublimes. Leonardo creó sus increíbles ilusiones visuales utilizando un clavo en la pared y unas cuerdas que salían de él para asegurarse de que todo fuese correcto.

La temática era muy común en las iglesias, pero lo innovador de Leonardo fue crear una sensación de drama y movimiento al plasmar el momento exacto en el que Jesús anunciaba que uno de sus discípulos le traicionaría. Lo que vemos es una reacción de asombro que se expande como una onda. Decidió retratar a todos los presentes en una misma línea, de manera que cada uno pudiese recibir la debida atención.

Se dice que los rostros de la obra están basados en personas reales que conocía Leonardo. Judas podría ser un prisionero o criminal local y, en su obra, Leonardo lo sitúa entre los demás en vez de separarlo, como se hacía tradicionalmente. Judas es el único que no parece indignado ni sorprendido.

Dirección

Piazza Santa Maria delle Grazie 2, Milan

Cómo llegar

• En metro: línea 2 – Conciliazione
• En tranvía: línea 16 – S. Maria delle Grazie