Enclavado al noreste de Pekín, el "Palacio de la Paz y la Armonía" se alza como un tranquilo icono cultural y espiritual, reconocido por su esplendor arquitectónico e importancia religiosa. Inicialmente un palacio real, el emperador Qianlong de la dinastía Qing transformó el Templo Lama en un templo budista tibetano. Hoy en día, es un importante sitio budista tibetano en China, combinando a la perfección la exposición patrimonial con el culto activo.
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