Experimente la belleza única de la isla de São Miguel, una mezcla de paisajes volcánicos, encanto histórico y tranquilas escenas costeras.
Su aventura comienza en el Pico da Barrosa, uno de los puntos más elevados de la isla, que ofrece vistas panorámicas del centro de São Miguel. A poca distancia, deténgase en el Miradouro da Lagoa do Fogo, uno de los miradores más emblemáticos de las Azores. Maravíllese ante el esplendor intacto de la Lagoa do Fogo, un lago de cráter enclavado en una reserva natural protegida. A continuación, diríjase al centro de Ribeira Grande, epicentro cultural de la costa norte de São Miguel. Deambule por calles adoquinadas adornadas con arquitectura tradicional, explore las tiendas locales y quizás haga una pausa en un café para degustar las delicias regionales. La ciudad es famosa por sus encantadoras plazas, iglesias históricas y animado ambiente local.
Termine el día en la playa de Santa Bárbara, uno de los arenales más famosos de la isla. Con sus imponentes acantilados, su arena negra de origen volcánico y sus potentes olas atlánticas, es un lugar muy frecuentado por surfistas y amantes de la playa. Tanto si le apetece bañarse, pasear por la orilla o simplemente relajarse al ritmo de las olas, es la forma ideal de relajarse tras un día de descubrimientos.